«En Asturias vendemos la de San Quintín en materia ambiental, pero la realidad es que hay basureros y vertidos de purines por todos los lados»
NICOLÁS SÁNCHEZ GARCÍA Presidente de la Asociación de Pescadores «Cares-Deva»
Arenas de Cabrales, entrevistado por Ramón DÍAZ
Nicolás Sánchez García es el nuevo presidente de la Asociación de Pescadores «Cares-Deva». Cabraliego de Arenas, vive en Oviedo y es funcionario. Tiene 50 años.
-En 2013 se cumplirá el ciclo del salmón que comenzó en 2009, una temporada con escasísimas parejas reproductoras. ¿Prevé un nuevo bajón en las capturas?
-La temporada próxima no tiene por qué ser necesariamente mala. El salmón tiene algo de misterioso. No se sabe qué pasará, aunque lo más normal es que 2013 sea como los últimos años: malo.
-¿A qué achaca esta situación?
-No es por la presión de los pescadores. Se está pescado salmón en el mar, con redes. Llevamos mucho tiempo pidiendo a la Administración que investigue este asunto, pero no hace nada. También influyen asuntos como la contaminación o el elevado número de cormoranes, una especie invasora que llegó hace quince años y esquilma los alevines. Los controles de esta especie son necesarios, pero hay que hacerlos cuando llega a la zona, a finales de agosto y septiembre, y no en primavera como ahora se hace, porque así los cormoranes se pasan todo el invierno engordando.
-¿Cómo recuperar los 3.000 salmones que se capturaban hace años en el Cares?
-La clave es limpiar, repoblar y vigilar. Las repoblaciones son mínimas; las limpiezas, nulas, y los guardas hacen lo que pueden, pero no pueden vigilar el río.
-¿Qué le parece la normativa de pesca para 2013?
-Supercomplicada de entender, incluso para los ribereños. Un mismo tramo, en un mismo mes, es zona libre, coto parcial y coto sin muerte. Y además están las limitaciones de cebos... Un guirigay.
-¿Qué normativa haría falta para futuras temporadas?
-Hace falta una reglamentación más sencilla y accesible, con más días para pescar y sin cotos parciales, que son una invención para fastidiar a los ribereños. Deben recuperarse los cotos tradicionales y dejar los parciales como zonas libres.
-¿Qué consecuencias tendrá la normativa para el turismo?
-Esta normativa será un mazazo para el turismo: provocará anulaciones de reservas en casas de aldea y hoteles, porque antes los pescadores venían a un coto y aprovechaban también para pescar otros días en zonas libres. Ahora sólo podrán pescar en el coto, si es que ese día se puede pescar, claro, La normativa no está hecha por pescadores, sino por técnicos de pesca, que únicamente tienen el título debajo del brazo.
-¿Qué le parece el cupo de tres salmones por pescador?
-Escaso. Quitando el período de pesca sin muerte, los lunes y los jueves, quedan treinta y tres días para pescar, y no todos serán «pescables». La temporada debe comenzar antes. La Consejería la inicia en mayo pensando que así subirán más salmones a desovar a las zonas altas, pero eso es falso, porque los que no se saquen en abril se capturarán en los primeros días de mayo.
-¿Se ha pescado demasiado en los últimos años?
-No. A últimos de septiembre se contabilizaron 1.124 salmones en el Sella. Pero sólo se miraron los pozos más importantes y faltaban por entrar los ejemplares que llegan con las mareas vivas de finales de septiembre y octubre. O sea, hay más de 2.000 salmones en el Sella. Es una cifra respetable, que garantiza la plena renovación de la especie.
-¿Debería permitirse la comercialización del salmón?
-Sí. Supondría un atractivo añadido para el sector turístico.
-¿Cómo ve el futuro de la pesca del salmón?
-Muy mal, especialmente en el Cares, un río abandonado desde siempre por la Administración.
-¿Se le hace más caso al Sella?
-Sí. Allí hay dos ayuntamientos fuertes, Cangas y Parres, y una asociación muy potente, «El Esmerillón». Aquí somos muy pocos y los ayuntamientos no hacen nada.
-¿Ha perjudicado a la pesca la catástrofe de Llambrias?
-Provocó la muerte de un número enorme de peces. Lo mató todo; además, en una zona que llevaba más de veinte años vedada. Exigimos que se repueble y se recupere esa zona. Y a la empresa EOn, que se involucre y contribuya a rehabilitar la zona con la construcción de un centro de alevinaje.
-¿Más demandas?
-Hace falta limpiar en la presa de Poncebos. En Cabrales las depuradoras están de adorno. No funcionan. Las depuradoras de Panes y Arenas costaron cuatro millones, cada una. Pero los vertidos de todos los pueblos van directamente al río. En Asturias vendemos la de San Quintín en materia medioambiental, pero la realidad es otra: hay basureros por todos los lados. Y vertidos de purines. Si yo fuera un responsable de la Administración y ocurriera todo esto bajo mi mando, dimitiría de inmediato.
-¿Y la presa de Niserias?
-Hace años que los salmones, en cuanto baja un poco el nivel del agua, no la pueden superar. Hay que repararla. Incumple la normativa. Hay una dejadez total por parte de la Administración. Es curioso que no haya dinero para esta intervención tan necesaria, pero sí para cambiar las tablillas de los cotos. La Administración debe ser más sensible a las peticiones que hacemos. Los pescadores somos los primeros interesados en conservar este medio y que haya peces. Hay que conservar la tradición, pero se está perdiendo: no hay relevo generacional. Antes se vivía la pesca, se vivía el río. Eso se acabó.
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